viernes, 19 de febrero de 2010

Irme… sin quedarme.

Infame la gracia de los hombres.

Esa gracia pedestre… esos gustos insulsos… esa vida mediocre…

Tiempo ha pasado desde que regresé a estas tierras y parece que acabo de llegar; apenas veo a la gente que siempre estuvo, apenas dejo gente que ya no estaba. Apenas comencé a estar.

Y el estar ya no puede ser aquí. Los gustos se pierden, las gracias se distorsionan y la vida se entume. He de marcharme. Pronto.

Nada de vanas promesas, de falsas palabras de grotescas mentiras.

Ya es tiempo. Sino la muerte será pronto conmigo.

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