miércoles, 14 de abril de 2010

No fue tal...

Un tonto sueño. Una tonta imagen. Un tonto pensamiento.

Y las puertas de la nada fueron las que se abrieron. De la nada, del olvido, del silencio… Del tiempo y del espacio… De la distancia y la cercanía… Fueron ellas, esas infaustas puertas las que se abrieron. No fue más que eso. Ni un sueño, ni una imagen, son esas puertas que se abren…

Fue mi culpa, de nadie más. Ese qué se aleja nada hizo… Nada nos debe.

Los Romeos amorosos murieron antes de sus diálogos, aplastados desaparecieron sin aparecer… Flores lanzadas con esperanza que terminaron siendo espinas coronando mi realidad… Grande es el castigo…¡Grandioso el sufrimiento de los que se endilgan la culpa de los que aman!

Las palabras se dicen con facilidad, no es su culpa, es la humanidad que lo posee.

¿Cómo pensamos eso? Ese Destino pedestre del cual es presa no es su salvación, su humanidad no lo protege, lo descuartiza… Es su muerte y su condena, esas puertas se abrieron con su gracia, lo que ahora nos aplasta es su desgracia… La palabra que pesa, la que ahora nos sofoca.

Otros amores rodeaba, otras situaciones le obligaban… nada le sujetaba aquí, no fuimos suficientes.

Quimeras son las que gobiernan. Pasados que te arrastran, futuros que te hunden, y nada es suficiente para los siempre sedientos… para los siempre hambrientos. Y que los mundos que se encuentre sean tenebrosos y oscuros, que no haya luz que atraviese su miedo. Que así sea…

No condenemos al que nada puede hacer con su condena, fue  sólo un traspié, una mala pasada de su conciencia.

¿Qué dices? La condena no somos nosotros los que la damos, los que la ejecutamos, es su vida, su destino, su cabeza, su razón, su corazón, todo lo que tiene dentro es su condena, su suplicio y su cruz, su final. No somos nosotros su final, no fuimos nada.

Algo se puede hacer aún. Esperar. Quizá comprender y justificar. Pidamos tiempo al destino, esperanza a la vida.

¿Qué vida? ¿Qué tiempo? ¡¡No hay tal!! El pesado andar de nuestra vida no sigue más allá de este medio día, no habrá mañana ni noche en nuestros días ¿Que hacer? Nada. Entender y comprender son recursos de los moribundos, los tenemos, justificar es vanidad, cosa de los vivos.

¿Nos iremos sin él?

Ya nos hemos ido, nunca fuimos, nunca estuvimos, nunca lo tuvimos. Nos alejaremos de esas puertas de la nada, para no olvidar lo que fue… un sueño que no fue, un pensamiento que no fue, un amor que no fue…

Ahora entiendo. Nunca fui tal.

jueves, 1 de abril de 2010

Un día…

Un día, dos días, tres días.

Esa nube no se va, ese pensamiento nunca huye. Ideas agonizantes salen de mis labios, nefastos augurios se leen en mis manos y mi llanto callado lamenta el pasado.

Ahora quiero que mis pasos dados se borren, que pare el tiempo, que nada suceda y que todo comience ahora, en este segundo, ya…que nada haya en mi cabeza, [sólo tu recuerdo] nada en mi cuerpo, nada en mi alma… Qué inicie contigo. Sin el peso del destino a mis espaldas.

Un día, dos días, tres días… Que hoy comience mi vida… Hoy seré nuevo… Sólo Señor dame otro día, o dos días, o tres días…