lunes, 21 de mayo de 2007

Pecado

¿Es acaso este dolor que siento realmente existente?
 
Me he entregado a la desdicha y no fue premeditado ni buscado, y no fue que yo buscase algo sino que lo encontré y pareció ser grandioso; por fin me encontraba ante algo que parecía ser bueno.
 
¡Mentira! Pues sólo fui parte de un juego en el que de antemano mi derrota estaba dicha. Si siempre he sentenciado que de nada sirve pelear batallas pérdidas es ahora por la locura de mi corazón y la estúpida ceguera de mi razón que no pude notar que no había batallas que luchar ni mucho menos una guerra que ganar. No había adversario, no había contrincante, era yo imaginando una realidad que no era real.

Y la frustración continua y la maldita esperanza no muere,  ¿acaso no soy tan bueno como pensaba? Mi persona me enfrenta solo y doloroso, derrotado ante el amor. !A! Ni siquiera eso, derrotado por la no posibilidad, por las imaginaciones que brotaron como serpientes en mi alma y que ahora mismo me devoran.
 
Soy yo y sólo yo el culpable de tan cruento nacimiento, de tan cruentas ilusiones que convertidas en tormento me persiguen, en estas malditas Furias que me persiguen por haber pecado, por siquiera haber imaginado acercarme a lo eterno…
 
Pero no es a mi al que habrían de cobrarle, pues sólo fui un hombre creyente en las palabras, ¡que sé el poder de las palabras!
 
No fui yo el que pecó, no fui yo el que nombró, y es que mi mayor culpa fue haber creído en lo nombrado, mi culpa es haber creído y si mi castigo es el sufrimiento, y si me penitencia es el dolor, pues bienvenido sea, que no dejare de creer.

Por que mayor pecado es callarse cuando se tiene algo que decir, y aún mayor pecado se comete cuando se habla lo que no vale la pena nombrar, lo inexistente.

martes, 8 de mayo de 2007

Setenta veces caeré...

Me siento como Hiperión ante Atenas... desolado por la destrucción, desolado por esos mercaderes que solo han violado a esa santa ciudad, desolado por las ruinas de lo que antes era hermoso y ahora es perverso... humillado, golpeado y agregido... la ruina de mi corazón...
Lamento mi romanticismo y lamento mi alma buscadora del amor, quizá busque un mundo distinto, quizá busque mi otra parte que se escapa y me engaña, que juega conmigo y que se me presenta en un cuerpo y se desaparece del mismo; como si su espiritu, bendito espiritu del amor, se metiera en los hombres que me rodean, me encanta, me hechiza, y me hace creer que al fin le he encontrado, ¿acaso este simple mortal pueda ser feliz?...pero derepente, intempestivamente desaparece y me encuentro ante un extraño, él que decía quererme y que me elevaba a puras y sacras alturas, con el cual flotaba encima de todo y todos, desaparece, y se transforma, troca en un enano que no sabe del amor, pequeño hombrecito, que teme lo que se le escapa... el extraño se vuelve pensador, ya no sueña, no imagina y se vuelve un mendigo pues reflexiona... ah maldita reflexión que me alejas del amante, del amado, ah! dioses ¿acaso tan grande es mi falta?
Juega conmigo, ese espiritu parece un perverso niño que no se queda en su lugar, estoy jugando a encontrar algo que sé que existe ¿existe? pero no está... busco nuevos mundos, y no lo encuentro en estos tiempos tan perversos, y Diotima, ah bendita seas mujer eterna, me habla sin hablarme, la tomo prestada, su discurso no es para mi, aunque lo siento mío... caere setenta veces del cielo a la tierra buscando, queriendo encontrar el amor.