jueves, 17 de julio de 2008

...Sirviéndome Dios de Hoguera... I

Son las 9:03 de la noche y las cosas no se acomodan, tengo ganas de un cigarro, de una buena rabieta, de un mezcal y de una mentada de madre. Me siento especialmente pulcro, limpio, santo... Demasiado bueno, para ser verdad, para ser siquiera una mentira; las ideas no salen y las emociones mucho menos, quiero explotarlas, pelear, sentir, abrazarlas hasta asfixiarlas, hasta ahogarlas, en mi.

Quizá mañana, aunque no sé, quizá mañana aunque no creo, quizá mañana aunque parece lejano, quizá mañana aunque muera, aunque muera en ese intento, en ese gusto, aunque muera queriendo sentir.

Mi Dios! hasta cuándo habré de esperar!, Hasta cuándo! hasta que muera? hasta que me gaste intentando, esperando? hasta que los años se enfríen en mi piel, en mis ojos? hasta que se agote mi cuerpo y mi alma? hasta que ellos se vayan y yo me quede? hasta que el mismo cansancio que traigo desde el inicio de mis tiempos se hunda en mi última y más larga noche? hasta que perezca mi pequeña esperanza y se consuma mi fe? hasta que ya no tenga nada y me refunda en la incoherencia de mi alma?

Hasta cuándo mi Dios, hasta cuándo? que no sea muy tarde, que no llegue al fin de mis tiempos así, así como ahora, como siempre, que mi último aliento sea distinto, que la negación de mi existencia concluya antes de la última de mis negaciones, de esa negación que terminará con todas, que antes de morir, que antes de ese último aliento todo cambie, que antes de ese, mi último cambio pueda cambiar.

No huyas de mi, mi Dios, no me dejes en esta mortalidad que me arrastra, no me dejes sólo cuando no puedo estarlo, no me dejes, ven conmigo, ya que no puedo ir yo contigo, mi Dios, obligame a tenerte teniendome tu, pido por ti, tenme ahora que no puedo tenerme yo, soportame cuando me caigo en las profundidades de la nada no soportandome.

Ya que nada tengo, te pido a ti.

No hay comentarios: