Os maldigo como sólo uno que sufre puede maldecir. Os maldigo a todos ustedes creadores de ilusiones como sólo uno que creyó sabe hacerlo.
Ustedes pérfidos sofistas me han perdido desde siempre por interminables caminos del conocimiento, por incontables mentiras repetidas mil veces, por verdades ignoradas y razones inexistentes. Me perdieron en la oscuridad del conocimiento.
Y no encuentro respuestas a mis interminables preguntas, no hay respuestas y no busco nuevas preguntas. Me hundí ante el peso de mi propia vanidad.
Me enseñaron mal. De ser un príncipe terminé en un oligarca del conocimiento, un libertino queriendo conocer todo, queriendo guardarlo todo dentro. Mío. Siempre.
Sí, sí. Mi vanidad me hundió en el abismo eterno de la duda pero sus mentiras fueron las que me arrojaron. Malditos pues en maldito me han dejado. Malditos por mi boca que tanto les conoce. Mil veces malditos por mi cabeza que ya profetizó su muerte.
Y sí.
Malditos sean.
No hay comentarios:
Publicar un comentario