sábado, 27 de noviembre de 2010

Imposible saber.

¿Cómo me siento? ¿Qué quiero? ¿Qué espero?

Como cierto personaje subterráneo veo  en cualquier acción por  muy insignificante que sea la posibilidad de cambiar radicalmente mi vida. Cualquier nueva persona, cualquier nueva palabra, parece ser el detonante perfecto para ser otro y dejar de ser yo como hasta este, ese, momento he sido.

Más que sentir quiero sentir. Que no es la misma cosa. Ser feliz no es lo mismo que querer ser feliz y una cosa no tiene relación real con la otra. Quiero sentir. Algo, cualquier cosa. Desgarrado el pecho o suavidad en las ideas.

Más que querer, quiero querer. Quiero tablas, circunstancias que cambien mi circunstancia. Quiero eso, lo que sea, pero querer algo. Querer querer. Querer algo, lo que sea.

Espero. Espero esa circunstancias.

Esas donde pueda sentir, querer, esperar. Sólo las circunstancias, sólo que los fenómenos se conjuguen para que todo inicie. Que las estrellas se acomoden y los signos se presenten y empezar a vivir. No soy yo y mis circunstancias. No soy yo. No.

Como ese “infame” personaje subterráneo espero pasivamente a que todo cambie.

Iluso.

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