Y me dejas, y te vas... Y no me tienes, Señor, no me tienes. Pero tampoco me dejas, implacable en mi cabeza te encuentras, desmesurado en mi corazón te hayas.
Paz le pido a mi boca después de tantas blasfemias, ¿la podré conocer algún día? he nacido condenado a ti, he tenídote siempre, en mi cabeza, en mis entrañas.
Pido paz en mi cárcel, pido paz en el cigarro, en la perdida, en mi entrega quiero paz. En mi blasfemia, en mi lujuria de ti Señor, pido paz. Le pido a los santos, a las vírgenes y a los puritanos que me den paz. Que no muerte. Nada les pido sino algo que no tengo.
Señor duérmeme en tu brazos y déjame soñar en que estoy contigo. En que la tranquilidad me penetra, en que en el Elíseo me encuentro, en que por fin descanso.
Me canso ahora, estoy cansado ya, de tanto pensarte, meditarte, imaginarte. Estoy cansado de desearte, mis ojos mueren de querer verte, mis oídos enmudecen de tratar de escucharte, mi razón se pierde al intentar encontrarte.
Dios bendice al mezcal y al cigarro que no me dejan, bendícelos ¡¡oh Dios mío!!, que ellos me ayudan a encontrarte, que por ellos pensé, que en ellos me perdí. Son los creadores de mis lamentos.
Mi alma desahuciada pide tu perdón. Perdón Señor por imaginarte, por pedir perdón, por siquiera hablarte, inferirte, quererte. Como mortal te ofendo y como inmortal te imploro. No me dejes ahora señor, ahora que se, que mío no eres, que de nadie eres, que nada eres.
No me dejes. Levantarme mañana en tu reino eterno no podré. No me dejes cuando más necesito que te quedes. Negándote pido redención. Hablándote me condeno. Sabiéndote me elevo. Sintiéndote me muero.
Mañana en tus brazos dormiré. Y ni una sola mentada por mi suerte, ni un trago por buscarte, ni un cigarro por pensarte. Mañana seré contigo. Mañana en la nada de la muerte viviré.
1 comentario:
La dicotomía dolor/placer, vida y muerte, se pasean y se detienen a hacer un picnic a la sombra de tus letras.
Dale, muchachito.
Publicar un comentario