jueves, 2 de julio de 2009

…nada de ella sea conmigo…

Así siento hoy la decepción de la existencia, la insensatez de mi camino trazado por mis manos ciegas, por mis ideas mediocres por mi humanidad insoportablemente humana.

Así viajo a tiempo atrás pensando en lo que pudo ser y no será,  en las líneas no leídas, en los caminos no caminados y lamento mi suerte y mi destino. Malditas mis manos que trabajaron infames sobre esta vida que no me complace.

Así los veo a todos iniciar su muerte, continuar muriendo o empezando el suicidio, pero nadie hay que nada sepa, todos saben que harán mañana, se avientan al abismo esperando lo distinto, y yo que me quedo en letanías del cansancio de antaño, continuo en la nada y no decido aún mi muerte.

Así veo mis pasos cansados  en mi vida, crueles recuerdos de la verdad que ahora me extermina, ríspida verdad que aún no termina.

Así me destierro de mis memorias aún muy vivas, les encierro en un cofre lejano de mi vista, que se guarden mis sueños mas queridos que la muerte vive  en mis argumentos aún tenidos.

Así carezco siquiera de destellos, negada tengo la grandeza de mis tiempos, hundido en la negrura estoy con mis esfuerzos, mi beldad troca en descontentos.

Así carezco de la gran epifanía, del grandioso llamado del destino, me encierro en mi casa tan impía, y nada le pido en llanto al muy Divino, sino que terminé pronto mi martirio y acabar sin nada ya sufrido.

Así me entiendo persona sin destino, sin ganas de ser el más querido, prefiero ser el pérfido en vilo que ser de todos el más indigno, que la ignominia me tome ya perdido y que nada de ella sea conmigo.

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